Mi historia con la fotografía empezó mucho antes de tomar una cámara profesional.
De niño, mi papá continuamente llevaba una cámara consigo. Documentaba nuestros cumpleaños, viajes, tardes en casa. Hoy, esas fotos —muchas impresas, algo desordenadas, pero llenas de vida— son tesoros de familia.
Nos recuerdan etapas que de otro modo se habrían perdido. Momentos cotidianos, simples, pero profundamente nuestros.
Ahí entendí que la fotografía no se trata solo de lo estético. Se trata de preservar lo que sentimos, de capturar la esencia de un instante que no se repetirá igual nunca más.
Hoy, como papá y como fotógrafo, creo profundamente en el valor de los recuerdos reales:
Una risa auténtica. Un recién nacido en brazos. Un emprendedor mostrándose al mundo tal como es.
Trabajo con familias y personas que quieren recordar lo que hay debajo de la superficie. Mi enfoque es natural, honesto, sin poses forzadas. Me gusta contar historias tal como suceden.
Relajado, cercano, sin prisas. Quiero que te sientas libre de ser tú.
Yo me encargo de observar, escuchar y capturar lo que sucede — incluso (y especialmente) cuando nadie está mirando.
Cada sesión es una experiencia distinta, pero todas tienen algo en común: buscamos autenticidad.
Me encantaría ayudarte a preservar esos momentos que hoy parecen pequeños, pero mañana serán parte de tu historia.